El término "pagano" alude a todo posible asunto religioso que no es cristiano. Es un término tan excluyente como el de "bárbaro", usado por los griegos para designar a cualquier pueblo que no hablaba su lengua. Emplearlos es hacer honor a la intolerancia. ¿Neopagano? Más ridículo aún. Sloterdijk opina que esta palabra "destila resentimiento de teólogo".
Identificar lo pagano con lo diabólico es otro de los atrevimientos del cristianismo más vulgar. Pero los actuales cultos a Seth y a Baal no son paganos ni neopaganos, son satánicos. Los dioses paganos pasaron a ser demonios con el tiempo, nada raro siguiendo esta lógica: de Baal deriva Belcebú. Lucifer y Satán tampoco son el mismo, sólo el cristiano los confunde. No es lo mismo ser luciferino que ser satanista. El luciferino es más burgués.
¿Por qué demonios hablo de demonios? No sé, es divertido. Y ocioso. El que lee un blog lo hace por ocioso, y el ocio es la raíz de todo mal.
Igualmente ingenuo es pensar que lo demoniaco es siempre desordenado o poco racional. Lo irracional puede llegar a ser lo más divino: la experiencia mística y el amor son arrebatos irracionales. La perversión está más bien en el exceso de razón, porque el hombre mismo no es pura razón. De ahí que el buen cristiano muchas veces sea, lo que a veces llamamos, un estúpido. Y el hombre más metódico es el más endemoniado.
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